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Violencia digital hacia las personas LGBTIQ+


Del sacar del closet a los discursos de violencia

Por Angie Contreras*

¿Recuerdan aquellas promesas de que internet sería la clave fundamental para la democratización de nuestras sociedades?, nos dice Florencia Goldsman en su texto Okupar las redes sociales del amo, ante espacios físicos que siguen reproduciendo violencia y discriminación, Internet se mostraba como un espacio de libertades y derechos, no hemos distribuido el poder de forma diferente, hemos amplificado la violencia, reproducimos la discriminación y seguimos callando ante la violencia que ahora se da también en este espacio llamado Internet. 

En ese mismo texto Paz Peña señala que las redes circulan voces y redistribuyen el poder de manera sesgada: “Hacen pasar ciertas palabras y eso justamente es lo que centra la discusión pública hoy, sobre todo luego de observar cómo las empresas detrás de las denominadas redes sociales han influido en la virulencia del discurso del odio y en la desinformación””.

Por un lado, tenemos normas comunitarias que siguen siendo pensadas desde el binarismo y conservadurismo, por otro tenemos un estado que busca las formas de retroceder en derechos –caso de Aguascalientes donde en semanas recientes proponían desde el Congreso una iniciativa de ley para “regular las manifestaciones” y sigue votar las modificaciones a la Constitución para garantizar el matrimonio igualitario- sumando a esto tenemos prácticas de violencia y discriminación que siguen reproduciéndose no sólo en los espacios públicos, ahora también en lo digital.

Sumado a estas reflexiones, este año, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados del Módulo de Ciberacoso (MOCIBA), que indica que a nivel nacional la violencia digital (ciberacoso como es nombrado en esta estadística) incrementó del 21.0% en el 2020 al 21.7% en el 20221 y también este año se presentó por primera ocasión los resultados de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género 2021 (ENDISEG) que reporta que las experiencias de discriminación se duplican en las personas que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+, el 32.3% manifestaron sufrir discriminación en los últimos 12 meses.

¿Qué nos están diciendo estos datos?, ¿conocemos qué pasa con la violencia digital a las personas LGBTIQ+?

Entendiendo la violencia en lo digital

Pero, ¿qué entendemos por violencia digital?, para este informe y en lo consecuente entendemos violencia digital como “los actos de violencia de género cometidos instigados o agravados, en parte o totalmente, por el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), plataformas de redes sociales y correo electrónico; y causan daño psicológico y emocional, refuerzan los prejuicios, dañan la reputación, causan pérdidas económicas y planten barreras a la participación en la vida pública y pueden conducir a formas de violencia sexual y otras formas de violencia física.”1aunque esta definición no lo incluye debemos mencionar que las infancias se han visto principalmente expuestas a la violencia digital por medio de videojuegos.

Hacemos esta aclaración por la importancia de “nombrar de manera adecuada la problemática puede contribuir a mejorar su comprensión y las acciones de política pública para abordarla, porque de lo contrario se genera más confusión” Qué le falta al Inegi para describir mejor la violencia digital en México, no es que no exista la violencia digital en las personas LGBTIQ+ es que no se menciona y se han normalizado ciertas prácticas y agresiones.

A seis años del MOCIBA y ahora con la ENDISEG, los resultados de la violencia digital se siguen pensando desde el binarismo mujeres y hombres, esto, no nos permite observar y diferenciar la violencia en espacios digitales desde una mirada interseccional diferenciando por identidad y orientación (al menos).

“La violencia cruza de formas diferenciadas, dependiendo de las identidades de las personas, y creo que también es importante que se consideren otra realidad y otras situaciones”, como la de las personas con discapacidad y los diferentes grupos socioeconómicos, apuntó Aranxa Bello, integrante de Las Hijas de Internet, Qué le falta al Inegi para describir mejor la violencia digital en México.

Desde hace más de siete años en México, distintas organizaciones, colectivas y personas hemos hablado de la violencia digital, primero situamos que la violencia en espacios digitales es una extensión o reproducción de la violencia que se da en los espacios físicos y tiene consecuencias en las personas, con los años empezamos a categorizar los tipos de conductas, prácticas, comportamientos que se consideraban especificas en este entorno y le agregamos la variante de género para especificar que la violencia que se da dentro de este espacio de cables, unos y ceros tiene también esta particularidad, ya hemos dicho que la violencia sexual en lo digital afecta el doble a las mujeres entre los 12 y los 29 años por ejemplo, también hemos visto que esta violencia tiene características importantes en grupos específicos como las infancias, las adolescencias, hemos señalado la violencia que proviene del estado, entonces ante los actuales discursos de violencia a la comunidad LGBTIQ+ ¿qué está pasando en lo digital?

Con esta escasa información y creyentes que es a partir de la visualización de los datos y la escucha de los casos podemos proponer políticas, programas y acciones específicas para su prevención y acompañamiento, nos llevó a reflexionar ¿qué pasa con las personas LGBTIQ+ que han vivido o viven violencia en entornos digitales?

Los resultados que les presentamos son dos primeros acercamientos a esta problemática, si bien no son exhaustivos este primer análisis nos permite justo eso, empezar a nombrar el problema e identificar la violencia que se da desde los espacios digitales en la comunidad LGBTIQ+

Los datos

Para el mes del orgullo lanzamos una primera encuesta desde las cuentas de Cultivando Género, mejoramos el instrumento que ya teníamos implementado para diversos estudios, segmentando las respuestas en Información general, violencia digital, impacto, atención y acompañamiento. Por otro lado, contamos con los datos de la plataforma Visible, primera plataforma en línea gestionada por la organización AMICUS que permite reportar incidentes de violencia y discriminación cometidos hacia personas LGBTIQ+ en México en espacios públicos, privados y digitales.

Desde el 2018 hasta inicios de julio de 2022 el 16% de los reportes en Visible fueron casos de violencia o discriminación digital hacia personas LGBTIQ+ en México, se estima entonces que se realizan casi dos reportes a la semana desde la plataforma de Visible sobre este tipo de discriminación, a diferencia de otros tipos, los reportes en espacios digitales son menos frecuentes en comparación con la violencia en lugares físicos, esto no quiere decir que no existan, como veremos más adelante uno de los motivos por los que este tipo de violencia no se denuncia es por el miedo a la denuncia y a que no existen consecuencias a quién ejerce la violencia.

Las edades de las personas que reportaron en la plataforma han sido en su mayoría personas jóvenes, el 28.2% de los reportes son de personas entre los 18 a los 25 años, 14.1% de 26 a 30 años y 9.2% de 31 a 35 años. Sobre las edades no tenemos la información suficiente para determinar que son las personas jóvenes quienes pasan por una mayor cantidad de violencia en los espacios digitales, podemos creer a partir de la estadística de MOCIBA 2021 que las personas entre los 12 y 19 años son quienes más han pasado por violencia digital.

Si bien, desde la experiencia en los casos que hemos acompañado y las escuelas (desde primaria hasta universidad) que hemos visitado, podemos confirmar que son estas edades quienes más pasan por violencia digital, no podemos dejar de destacar la brecha de existe en el acceso integral (cantidad de equipos, calidad de conexión, tipo de acceso) así como el analfabetismo digital, son -al menos- dos factores que son importantes tomar en cuenta, que el 77.9% de la población según la MOCIBA 2021 tenga acceso a internet desde cualquier dispositivo electrónico no quiere decir que su uso aporta al ejercicio de sus derechos.

Las razones por la que personas LGBTIQ+ no reportan se debe principalmente al miedo a la denuncia con un 37.5%, le sigue la creencia de que no habrá consecuencias con un 29.2% y no saber dónde o no saber que se podía hacer un 20.8%, me parece muy importante la categoría de “miedo a la denuncia”, es importante destacar el miedo que existe por parte de las personas LGBTIQ+ por la violencia y discriminación que el estado ha ejercido hacia las personas disidentes, quienes son revicitimizadas e invisibilizadas.

Desde el primer ejercicio diagnostico que hicimos desde Cultivando Género los datos nos siguen revelando información muy importante, primeramente, queríamos conocer el motivo por el que se dio la violencia digital, los resultados nos dicen que 37.5% fue por su identidad sexual, 12.5% condición económica, 37.5% apariencia física, 12.5% otro, es decir, las plataformas, redes sociales y dispositivos se han convertido en una herramienta donde se reproduce la violencia y discursos de odio –misma que se reproduce en espacios físicos, públicos o privados- y en este caso son usadas para discriminar a las personas por cómo han decidido identificarse, o a quienes cuentan sobre sus procesos de transición, aquí además podemos ver otro estereotipo, ¿qué tan público o privado deben ser las personas para no “buscarse” la violencia?, ¿compartir sus transiciones, procesos y reflexiones es motivo para la violencia? 

Para conocer los tipos de violencia digital más frecuentes usamos la categoría de los 13 tipos de violencia de género de las compañeras de Luchadoras2, agregando el “no sé si he pasado por violencia digital” y separando el tipo difusión de información personal e íntima, el diagnostico reveló que los tipos más frecuentes son acoso, control y manipulación de información, difusión de información personal, expresiones de discriminación, suplantación y robo de identidad.

“Alguien accedió a mi Instagram y puso en mi nombre de perfil literalmente: “me gusta la v*rga” Gay, 35 años

La narrativa que compartimos anteriormente de violencia digital ejemplifica el acceso no autorizado a su red social, la manipulación de la información y la exposición que eso trajo, la persona que nos compartió su historia señala que fue víctima de violencia por su identidad sexual.

Tabla de elaboración propia, Cultivando Género

Uno de los tipos de violencia digital que tiene que ver con el motivo por el que se da la violencia es el “sacar del closet” desde las plataformas, este se da usando diferentes tipos de violencia como la difusión de información personal, control y manipulación de información, es importante señalar este tipo de violencia porque justo como mencionamos anteriormente, desde las redes y plataformas se ha buscado una forma de “ser libres” en contextos sociales donde el ser y nombrarse trae violencia y discriminación, hacer público desde redes no solo busca exponer en lo digital sino que también tiene una repercusión en lo que sienten y en su vida.

Al preguntarle a las personas participantes qué consecuencias tuvo la violencia que vivieron en internet, destacan dos, cerrar o salirse de las redes sociales donde se da la violencia y dejar de convivir o alejarse de su círculo de amistades,

“sí, cambié mi manera de moverme en redes, omito cosas personales, cambié de redes sociales por tanto reporte consecutivo” Persona Binaria de 34 años.

Al igual que hemos visto con otros grupos, la violencia digital tiene consecuencias en los espacios físicos y esto es una vulneración a los derechos de las personas pues reconocemos el acceso a Internet como un derecho. Destacamos que la mayoría de quienes participaron señalaron que fue en los espacios familiares donde se dio la mayor repercusión de la violencia que vivieron en los espacios digitales, esto cobra relevancia por los datos de la ENDISEG, si bien más del 80% de las madres y padres al enterarse de la orientación sexual o identidad de género aceptaron y recibieron, 22.2% y 13.9 % de la población con identidad de género Trans+ las reacciones no fueron favorables, hubo molestias, agresiones u ofensas.

Tabla de elaboración propia, Cultivando Género.

La inseguridad es el sentimiento que más está presente al pasar la violencia digital –también señalaron miedo y enojo- ante espacios físicos, públicos o privados donde no existe una libertad de ser, de identificarse, ante la falta de espacios que no permiten los discursos de libertad y de derechos para quienes se salen del sistema binario, ¿Internet ha sido pensado como un lugar donde se pueden expresar?, hemos visto como han incrementado los discursos homo, lesbo, trans fóbicos que se maximizan desde las diferentes plataformas.

Al igual que otros grupos, la primera persona a la que recurren al pasar por violencia digital son las amistades, al igual que lo vimos con las personas adolescentes son sus amistades con quienes comparten la confianza y empatía para compartir la situación por la que están pasando, en las personas adolescentes había un factor de edad que les pone en una situación de vulnerabilidad donde no sé les cree o se piensa que quieren llamar la atención, con las personas LGBTIQ+ existe además el miedo de que no les van a creer porque ya de entrada no están obedeciendo el mandato heterosexual. 

En la consulta que elaboramos, buscamos profundizar sobre la denuncia en los diferentes espacios, desde Cultivando Género entendemos la denuncia como aquella que puede realizarse en institución educativa, empresa-trabajo, fiscalía (penal), plataformas-redes, sociales. Primero ninguna de las personas participantes conocía algún protocolo para denunciar y en todas las opciones las respuestas fueron negativas a la denuncia, las personas LGBTIQ+ que denunciaron en cualquiera de las opciones antes mencionadas recibieron una respuesta negativa, no les dieron seguimiento, no pasó o no se hizo nada en la fiscalía. Quienes denunciaron en las plataformas o redes sociales señalan que “me dijeron que la publicación no violentaba las normas comunitarias de la plataforma/red social”, “no encontré como dar seguimiento”, “nunca me dieron respuesta”.

“Me hackearon, fui con la policía cibernética de aquí y no saben qué hacer” Gay, 25 años.

En este caso la persona señala que no encontró como dar seguimiento a la denuncia en las plataformas y no recibió ningún tipo de apoyo por parte del estado, lo que hizo fue apoyarse de su red de apoyo.

En las preguntas que buscaban abordar medidas alternativas de acceso a la justicia, sus respuestas fueron negativas, ¿Te preguntaron qué tipo de medidas deseabas para reparar el daño?, ¿Cuáles fueron las acciones que llevaron a cabo en el centro laboral?, ¿Le solicitaron a la persona (s) agresora que se disculpara?, no hay ningún tipo de denuncia, pero tampoco información.

“Un medio subió fotos de la marcha LGBTQ+ en la que amigues aparecía, gente la compartió simpatizando con lo que decía nuestros carteles, pero eso ocasionó que algunos trolls me encontraran y me mandaran mensajes de odio” Lesbiana, 26 años. En este caso al denunciar en las plataformas no le dieron respuesta y no obtuvo ningún tipo de información de apoyo por lo que decidió cerrar sus redes sociales por un tiempo.

Del closet al odio

Podemos hablar de dos experiencias de violencia en las plataformas y redes digitales, que pasan-viven las personas LGBTIQ+, ambas no son ajenas de la violencia física, psicológica, emocional, transfóbica, esto es muy importante señalar ya que la violencia que se da en las plataformas digitales no es ajena a otro tipo de violencias.

Las redes y plataformas son usadas para “sacar” del closet a personas que no tiene de forma pública su identidad o quienes no han compartido a sus círculos cercanos como familia y amistades su identidad.

“se enteró que soy trans, me acoso, dice que soy un hombre, que le doy asco, se justifica en feminismo. Cerré mis redes sociales… me saco del closet con mi familia, mi padre me golpeo” Mujer Transgénero, 16 años,

Decidió cerrar sus redes sociales por miedo, pero la violencia digital ha tenido repercusiones en otros espacios como su familia, situación que hasta la fecha se sigue dando, al buscar apoyo en su espacio laboral no le creyeron y en las plataformas y redes sociales muchas personas me ayudaron a denunciar la publicación, pero no hicieron nada.

Como señalé anteriormente, las redes sociales y plataformas se han pensado como un espacio “seguro” para la libertad de identidad que sigue sin ser reconocida en muchos de los países, pensemos también a las plataformas como un espacio donde se puede crear un perfil desde el anonimato que permita el desarrollo y ejercicio de derechos, sin el miedo a los comentarios y discursos violentos.

En una dinámica de escucha activa con personas LGBTIQ+ han comentado que al hacer reportes en las plataformas y redes sociales a perfiles que amenazan con dar a conocer su identidad a sus familias, compartir fotografías o videos para exponerles, esas cuentas no son retiradas de la red.

Lo mismo pasa con discursos de odio, personas LGBTIQ+ que además tienen un perfil público –activistas, periodísticas, personas en la política-, reciben mensajes donde se les amenaza, juzga, cuestiona por su identidad casos muy precisos los que hemos visto con las mujeres trans y estas cuentas permanecen en activo.

Y no sólo eso, en los últimos meses se han creado perfiles y publicaciones que promueven la desinformación sobre las personas trans (desinformación sobre los tratamientos hormonales, los procesos con infancias y adolescencias trans, acusando a las personas trans de violencia a las infancias), que lo único que genera es un discurso violento hacia la comunidad y hemos visto como al reportar estas cuentas los reportes no prosperan.

Twitter account Libs of TikTok blamed for harassment of children’s hospitals

Entonces, ¿por qué los casos reportados por las personas LGBTIQ+ no son tomados en cuenta en las plataformas y redes sociales?

Primeras observaciones

No creo que la violencia digital siga siendo normalizada, creo más bien que existe desinformación y desconocimiento de las herramientas para la seguridad individual y colectiva, ¿a quién le conviene?

Así mismo considero que hace falta ampliar las reflexiones e identificar las causas específicas que generan la violencia a las personas LGBTIQ+.

“Me discriminaron por mi peso con una fotografía mía, señalando que estaba muy gorda y lo usaron como insulto” Lesbiana, 33 años.

En este caso, por ejemplo, no solo es por un tema de identidad también existe un discurso de gordofobia, es importante que empecemos a situar las violencias desde un enfoque interseccional.

Lo que me queda claro es que al darse una violencia digital desde cualquier plataforma o red social la respuesta es negativa por parte de las empresas, si bien hemos trabajado muchos años por incluir herramientas para su reporte y bloqueo, estos siguen haciéndose desde el binarismo y no reconoce otras características que diferencian el tipo de respuesta que se espera de las plataformas y claro está el factor de como los estereotipos se reproducen también en las plataformas y entonces ¿cómo vamos mejorando los reportes para que contemplen todas estas características?

Queda también claro, la falta de protocolos para la atención de violencias a personas LGBTIQ+ desde un enfoque de derechos humanos, aquí también sería importante hacer énfasis en garantizar la protección de los datos personales y sensibles –a los que son obligados las instancias y dependencias estatales-

Como señalé al principio, los resultados que presentamos buscan motivar una primera reflexión, no son exhaustivos ni buscan ser la verdad absoluta pero sí creo que aquello que no se menciona no existe y es necesario para lograr cambios que nos permitan existir, vivir y ser en espacios físicos, pero también digitales que no se reproduzcan prácticas de violencia, discriminación y agresiones por lo que tenemos que nombrar, visualizar y señalar aquellas prácticas de violencia digital para poder pensar y construir políticas y acciones para su prevención y acompañamiento.

* Gracias a las personas de Visible por facilitar los datos, a todas las personas que nos han permitido escuchar sus casos y que fueron parte de la consulta difundida desde las redes sociales de Cultivando Género, a Victoria por el apoyo en el análisis y creación de las gráficas y a Luis por su lectura.

1 La violencia en línea contra las mujeres en México. México: Fundación Heinrich Böll México y El Caribe, Luchadoras, (noviembre, 2017).

2 Los 13 tipos de violencia digital son: acceso o control no autorizado, control y manipulación de la información, suplantación y robo de identidad, monitoreo y acecho, expresiones discriminatorias, acoso, amenazas, difusión de información personal o íntima, extorsión, desprestigio, abuso sexual relacionado con la tecnología, afectaciones a canales de expresión y omisiones por parte de actores con poder regulatorio.

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